Excavó él.
Le es difícil continuar vagando por el sendero,
abrumado, rodeado de musgo y barro,
poblado de arañazos de limón.
Hasta que logra perderse en los matojos de uñas,
para a gatas, conversa con sombras,
pierde el hilo del jersey.
Reza mil veces al día por si alguien le encuentra,
tapado por serpientes de silencio,
tumbado en el agujero.