Silencio en la Sala.

Tropiezo.

Tápame con ese telón de hormigas,
o de ratas con miedo encerradas,
que enfurecidas visten o vistan,
mi piel llena de suaves punzadas.

Dibujar como un satélite la espiral,
caer en tu falda de polvo ocupa,
poblar con el estruendo de mi cuerpo viral,
la habitación, la cama, la culpa.

Ese grito de colores que chapotean,
¡están vivos! mas pálidos en esencia,
no hay gris más luminoso, vean,
mi obsesión con el pastel, esa media.

Rota en líneas desastrosas, horribles,
de un terror inconmensurable, pero libres,
que crean raíces, te atan al suelo firmes,
y sepultan tu conciencia con sus mimbres.

Me dejé caer.