Hoy sentí.
Hoy sentí los lamidos de crema
como un dulce reproche,
usados como arma contra la marea
de los homenajes profundos.
Hoy sentí las caricias de aguja
como un bálsamo arisco
de rastrillo estrangulador,
contra los vinilos de mi memoria.
Hoy sentí la sábana áspera,
como los recuerdos de una lija
que reitera sobre mi,
que desgasta el sabor de la suavidad.
Hoy sentí lo que quise,
como mis pertenencias evaporadas
por llamas azules fugaces
que descansan en mis labios.