Inercia.
Navegué con un barco de bandera de amor y entrega,
con las fuerzas de un ciclón y la apertura de una presa llena,
corriendo sobre el agua sin dejar huella
creando ondas de apoyo e inercias bellas.
Tenía miedo a nadar la mar,
de usar mis brazos,
como el tiesto de una flor del mal,
de usar mis piernas,
como motor de un submarino.
Me sentí valiente como un pájaro aprendiendo,
luché como cada ala antes de emprender,
antes de crear su propio movimiento,
caí y me sentí el ser más indefenso.
Arrollado por los garabatos del niño,
envuelto en burbujas puntiagudas,
atrapado entre titanes tenebrosos,
caído de las alturas, roto e inmóvil.