Silencio en la Sala.

Intriga.

Se acercó, respetuoso, rozando la frontera
de las ondulaciones brillantes de su cuerpo,
observado por el azar tenebroso
de las pupilas del juez con cubo endiablado.

Se pensó, miedoso, a si mismo,
contra los rayos danzantes de esos juicios,
lleno de valor lanzó la moneda al aire,
giros y más giros, pendiente de parálisis.

Se cayó, doloroso, de cara suave,
como un ave que quiere emprender vuelo,
quiere unir el contorno de esas piedras preciosas,
esas piedras malditas por la suerte.

Se vendió, costroso, mientras sanaba
rozó envenenado la pureza de las piezas
del que quiere ser construido,
intrigado de la evolución, del cambio.