Silencio en la Sala.

Paz fugaz.

Me rozó suave el momento,

en la estancia nublada de mi corazón,
con el agarre estrellado de la esencia
de ese frasco lleno del pétreo algodón.

Me acarició el dulce, el aroma
del espectro con sedosa piel
repleto de heridas, de rayos, de plumas,
de dunas movedizas que me quieren tumbar.

Me sometió el implacable estruendo,
esa eclosión de mis pálpitos no controlados,
me dio de lado mi marchita compañía
se fue ese tik-tak agonizante.

Me tranquilizó el demonio, el hades
con fauces llenas de espesos lamentos,
de mis guerras, de mis fraudes, de los cauces
que hierven en un alma llena de remordimientos.

Me tranquilizó la caída del imperio,
en medio del desorden, medio de liberación
originó una brisa suave, fin de un estable temblor
en un corazón pausado, una paz fugaz.