Grafía.
La voz de la experiencia caducó,
rasgó sus cuerdas violetas, carraspera
sobre un ensayo de una meta indigesta,
una gesta y un testarazo bajo el brazo.
Colisión de esa frustrada misión,
viajó con ese equipaje y sus veteranos
ladrillos de ancianos, de gramos titánicos,
de ladridos que muerden por rechazo.
Paso de una pasión floreciente,
a una fuente de espinas derramada por la piedra,
y su expansión por el vino, que expulsó su esencia
ante las agujas que deslizan tacones de espinas.
Sin temor miró, buscando en esa pared invisible,
mudo de piel se hizo eco, retumbando en esa grafía,
que construyó los movimientos imperdibles
para marcar un antes y un después.