Silencio en la Sala.

Corazón.

Centro del huracán,
ciego de valentía pulsas el ojo del tornado,
la palanca de los cobardes. Perdido.

La ansiedad del espantapájaros
intentando rozar las nubes, ve
letras figuradas que se trasladan por la superficie.

La neblina disipa las dudas,
escalofrío con lingotes de remordimientos, instantánea de torpe deslizamiento. Inmóvil.

Salto de altura,
con límites rotos y césped húmedo,
dormido mirando el viento.