La lección del quiere.
Nocturnidad en los lamentos crudos,
acompañados de descontrol los ingieres en soledad,
los desamparados no se pueden refugiar.
Sin dirección en un eterno recelo,
en unas vueltas y una oscilación continua,
con un severo correctivo se desatan.
Hablan, murmuran, conversan,
evocan, transmiten,
piden atención y más bien pesan.
Con esa digestión, agnóstica,
lisa lógica contradictoria,
la canción es un debate sin fin.
Los pétalos de la margarita acabarán,
el binomio cesará, y llegará el refugio,
que hundió, y salvó vidas.
Que dió lecciones.