Corazón de linterna.
Con la linterna que alumbra el camino,
recorres el mundo con un calor alpino,
en el pecho, en la cabeza, en el cuerpo,
un ardor eterno, sombrío y frío contigo.
Es acompañante y conciencia para ver señales,
para saber si debes cambiar las pilas antes,
si debes mirar a un lado o a otro del valle,
si debes quedarte a oscuras por unos instantes.
Es compañero y tormento del sentido común,
sin pensar las necesidades del viaje,
en el impacto mental y físico, en el bagaje,
o en las consecuencias.
Es enemigo y amigo del pensamiento,
provocando confusiones no tan triviales,
expresando distintas intensidades,
y distintas carencias.
Es maestro y alumno, en este día
al caminar el continuo aprendizaje,
al leer y escuchar sus mensajes
al apagar y encender la vida.
La linterna puede alumbrar,
la búsqueda interior,
la expresión exterior,
las decisiones para darle salida,
esas ideas sin palabras,
esos principios sin acciones.
Tú y tu linterna, tú y tu corazón.