Silencio en la Sala.

Inevitable.

Es inevitable sentir frustración al ver algo precioso dentro de una urna de cristal. No poder tocarlo ni apreciarlo entre tus manos.

Se te pasan miles de locuras por la cabeza para poder disfrutar de ese sentimiento, para alcanzar eso que tanto deseas. Para liberar tus sentidos y vivir un momento único.

En la vida se levantan muros, y a veces no se pueden romper.
Puedes intentarlo con todo tipo de métodos, asediarlo o escalarlo, y no conseguir absolutamente nada. Otras veces se agrietan poco a poco con el paso de los tiempos, o con la fuerza de tu voluntad.

Cuando se rompen, te das cuenta de que hay más, y más, y más… y de que si quieres seguir conociendo caminos nuevos, vidas nuevas, momentos nuevos tendrás que seguir luchando. Y así toda la vida.

A veces, te plantearás no seguir rompiendo muros, no seguir luchando por atravesar mundo y sentir cosas nuevas. Pero llegará un momento en el que dirás que no tiene sentido no arriesgarlo todo, para quedarse en un sitio que no te llena nada.

Al final, sacarás fuerzas de donde no las hay, e intentarás romper ese cristal y disfrutar del momento de tener entre tus manos esa reliquia, ese tesoro tan bonito, que te ha hecho sentir por un momento así. Como si solo tenerlo fuera suficiente.

Así, de esa manera.